Buenas Nuevas para las Iglesias

Además de esta misteriosa relación entre ellos, está claro que los evangelios fueron escritos no solo para informar, sino también para mostrar cómo la enseñanza y el ministerio de Jesús abordan los problemas que la Iglesia (en sus diversas comunidades) enfrentaba y todavía enfrenta. Por lo tanto, los evangelistas pueden ser vistos como seleccionando y dando forma a sus historias para responder a preguntas específicas que su comunidad lectora encontraba, y que nosotros también podemos estar preocupados en nuestros días. Un ejemplo claro se ve en Marcos 7, donde Jesús discute con los fariseos acerca de que sus discípulos no se lavan las manos ceremoniosamente; el evangelio (en muchas versiones de Marcos 7:19) aplica explícitamente esto a la posterior controversia en la Iglesia sobre si se podía comer comida que no fuera kosher1. Otro ejemplo se puede ver en la forma en que Lucas aplica la parábola de los dos hijos de Jesús (Lucas 15:11–31): Jesús, sin duda, se refería, cuando contó originalmente la historia en Israel, a los fariseos ultra-religiosos frente a los judíos más relajados "pueblo de la tierra"; Lucas lo utiliza para sugerir que el "hermano menor" son los gentiles, que no han prestado atención al Dios de Israel.

Como resultado de esta complejidad y desarrollo, se han planteado preguntas a lo largo de las edades, y especialmente en nuestros días: ¿uno o más de los evangelistas usaron otros evangelios, además de informes orales, escritos perdidos (para nosotros), así como conocimiento de testigos oculares, al componer su evangelio? ¿Cuánta libertad en la escritura se esperaba en una obra que al menos se asemeja a la biografía antigua? ¿Qué hacemos con el hecho de que el Evangelio de Juan parece presentar un ministerio de tres años para Jesús, mientras que los sinópticos, que nos brindan muchos más episodios, parecen implicar un ministerio de un año? ¿Jesús limpió el Templo al principio o al final de su ministerio, o lo hizo dos veces?

Ninguna solución que se haya sugerido para explicar esta compleja relación entre los evangelios responde a todas las preguntas que podríamos tener sobre la cronología o los detalles: esto se debe a que el propósito de los evangelios es mostrar a Cristo en su gloria y llevarnos hacia él, no principalmente darnos lecciones de historia. Sin embargo, la historia sigue siendo importante para nosotros, porque Dios el Hijo entró en el tiempo y el espacio humanos y los redimió. Él se preocupa por el cuerpo, no solo por nuestras almas o espíritus. Además, el uso continuado de los cuatro evangelios en la Iglesia nos invita a hacer preguntas como estas. Sin embargo, estas preocupaciones no deberían distraernos de la principal, que es la identidad de Jesús y la reclamación de Dios sobre nuestras vidas.

Footnotes

  1. † Es decir, un producto alimenticio obtenido o preparado según los preceptos del judaísmo. DLE (opens in a new tab), Real Academia Española.