Conclusión

En conclusión, la veneración de los santos es un componente vital de la Tradición Cristiana Ortodoxa. Son tan importantes para la forma de vida ortodoxa que conmemoramos a múltiples santos todos los días en nuestras oraciones y en nuestros servicios. Incluso desde los mismos comienzos de la Iglesia de Cristo, los apóstoles y discípulos consideraban los restos corporales de los santos fallecidos (ya sea sus restos mortales o incluso sus ropas) como sagrados y de inmenso valor. Los recopilaban, los usaban para efectuar curaciones físicas e incluso servían la Eucaristía sobre ellos (o sobre sus tumbas). Hoy en día, cada altar en cada iglesia contiene las reliquias de al menos un santo. Nuestro amor y conmemoración de los santos continúa hasta el día de hoy, mientras buscamos incluso ejemplos modernos de la Santa Ortodoxia de cada lugar que algún día puedan ser conmemorados como santos. Y para aquellos que lo son, oramos por su ayuda precisamente porque ya han completado la carrera que nos esforzamos tanto en terminar. De hecho, debería ser la meta y la esperanza de todo cristiano convertirse en santo y ser reconocido como un santo de Cristo. La Iglesia nos enseña el camino para lograr este objetivo: a través de nuestra cooperación con Cristo y por nuestros esfuerzos ascéticos, humildad y amor por Cristo y Su Iglesia.