Bendito es el Reino

La Divina Liturgia de la Iglesia Ortodoxa comienza con la siguiente proclamación; "¡Bendito sea el Reino del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo!" Al reconocer y llamar bendito a este reino, reconocemos la realidad del Rey y de su reinado. Las creencias de la Iglesia Ortodoxa están firmemente arraigadas en la confesión de que Jesucristo es el Rey, el Mesías, el Ungido de Israel. Es este Rey quien es testificado en la Ley de Moisés, esperado en la realeza de Israel, prefigurado por el Templo construido por Salomón y anunciado por los profetas. La vocación original del primer hombre, Adán, se cumple. El llamado de Abraham para ser el padre de muchas naciones y a través de quien se realiza la bendición de la humanidad. Israel es elegido para ser un pueblo escogido por Dios. Y finalmente, la totalidad del Antiguo Testamento se cumple en la venida del Mesías anunciado. Esta confesión de Jesucristo como Señor y Rey es la piedra angular sobre la cual las puertas del Hades (Mateo 16:18) no prevalecerán.

Buscamos aquí esbozar los puntos más destacados del Antiguo Testamento y cómo la Iglesia ve su cumplimiento en Jesucristo. Primero, delinearemos la importancia de conocer y estudiar el Antiguo Testamento para comprender verdaderamente a Jesucristo. En segundo lugar, profundizaremos en los primeros capítulos de Génesis para comprender el problema que enfrenta la humanidad y la solución que el Padre propone. Después de esa inmersión profunda, delinearemos el desarrollo de algunos de estos temas a lo largo del resto del Antiguo Testamento. Por último, exploraremos estos temas mediante la experiencia del culto ortodoxo, como se ejemplifica en los servicios divinos de la Iglesia y en la arquitectura y ornamentación de los templos ortodoxos.