El Testimonio de Cristo

“La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron.…”1

Esta profecía en los Salmos habla de Cristo, quien es en sí mismo el fiel y verdadero testigo2 de Dios, la Santa Trinidad. En Él no existe contradicción alguna entre la misericordiosa bondad de Dios y la verdad divina, ni entre lo justo y lo que aporta paz. Él es la verdad,3 y en Él no hay verdad aparte del amor.4 Él es justo, y en su justicia, Él es el Evangelio de la paz.5 Si deseamos que nuestro testimonio sobre la verdad de la Fe Ortodoxa sea fiel, proclamará completamente quién es Él y mostrará cómo Él mismo dio testimonio de su Padre.

Contemplar la verdadera Luz, descubrir la verdadera Fe y ser instruidos de manera que nos capacite para distinguir la verdad del error, son dones maravillosos que Cristo y Su Iglesia nos brindan. Los Apóstoles de nuestro Señor y nuestros Padres Dios-cargados6 lucharon, padecieron y, en muchas ocasiones, entregaron sus vidas para proteger la Fe de cualquier desviación. Estaban dispuestos a hacerlo no solo porque consideraban que los errores estaban "equivocados" y querían estar "en lo correcto". Más bien, lo hicieron por amor a Dios, "el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad."7. Entendieron que la verdad de Cristo es el Camino para que todos sean salvos. Las herejías no son simplemente 'hechos' incorrectos acerca de Dios. Las herejías tienen consecuencias muy mortales porque desvían a las personas del único Camino por el cual pueden ser liberadas de la muerte y compartir en la vida eterna de la Santa Trinidad. Nuestra motivación para dar testimonio de la verdad de Cristo es igualmente el amor por Dios y nuestro prójimo. La verdad, si realmente es la totalidad de la Verdad que representa la Fe Ortodoxa, nunca debe limitarse a un debate sobre quién tiene la razón o quién se equivoca. Estamos llamados a dar testimonio de Cristo con amorosa compasión por nuestro prójimo. Pero si andamos usando la verdad de la Fe Ortodoxa como un arma para demostrar cuán "en lo correcto" estamos o cuán equivocado está nuestro prójimo, ya no estamos predicando la verdad de nuestro Señor Jesucristo, sino exaltándonos a nosotros mismos y nuestra propia rectitud.8

La buena noticia de la justicia de Cristo a la que damos testimonio es su "paz en la tierra y buena voluntad para con los hombres"9. Aunque nuestro Señor dijo: "No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa"10, no estaba hablando de nuestro testimonio acerca de Él 11, sino del conflicto que surgirá entre aquellos que responden a su amor con odio o a su paz con envidia o miedo debido al sentimiento de condenación que surge al ser expuestos a la Luz que es Cristo 12.

Cada palabra que el Verdadero y Fiel Testigo pronunció al dar testimonio de la Verdad era la palabra de su Padre. Y aunque aparentaba ser un hombre13, hablando con una voz humana como la de cualquier otro ser humano, su palabra era (y sigue siendo) la palabra de Dios, que "es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta"14. Las palabras de un testigo fiel, entonces, siempre serán las de Dios y no las suyas propias. Aunque citar 'capítulo y versículo' tiene poco peso en una cultura que ya no acepta las Escrituras como autoritarias, las palabras de Dios que testifican fielmente acerca de la Palabra de Dios tienen una autoridad y un poder que penetran en el corazón15. La verdad puede resistirse 16, pero resuena profundamente en todos los que la escuchan (y no solo en aquellos que responden de inmediato con fe) porque Cristo es la luz de cada persona que vive 17.

Que nuestro testimonio acerca de Cristo siempre sea en su plenitud, Él que es la Verdad, libre de hipocresía, rebosante de su amor con humildad, dulzura y paciencia. Que nuestras palabras y acciones se siembren en paz, por el bien de la paz de nuestro prójimo con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo, de acuerdo a su voluntad y para la alabanza de la gloria de su gracia.

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.18


Footnotes

  1. Salmo 85:10

  2. Apocalipsis 3:14

  3. Juan 14:16

  4. Tampoco en Él hay amor separado de la verdad.

  5. Efesios 2:14

  6. † Griego: Θεοφόρος Teὀforo es decir, "portador de Dios"

  7. 1 Timoteo 2:4

  8. 2 Corintios 4:5

  9. Lucas 2:14

  10. Mateo 10:34–36

  11. “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas..” Mateo 10:16.

  12. “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” John 3:19–20.

  13. Filipenses 2:8

  14. Hebreos 4:12–13

  15. Mateo 7:28–29

  16. Romanos 1:18; Acts 7:51

  17. Juan 1:9

  18. Efesios 3:20–21