La Centralidad de las Escrituras
La Biblia es, después de la Cruz, el símbolo más notable de la Fe Cristiana; así que en las tierras occidentales modernas, los juramentos en el tribunal siempre se hacían colocando la mano sobre la Biblia y luego jurando por ella que se diría la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Jurar sobre una Biblia significaba jurar por el Dios cristiano. Pisotear una Biblia o quemarla, por lo tanto, no denotaba simplemente desprecio por un libro, sino el rechazo enfático del cristianismo y de la Iglesia que lo proclamaba y lo preservaba. Quemar una Biblia no era simplemente quemar un libro que a uno le disgustaba intensamente; era un acto de iconoclastia, ya que la Biblia funcionaba como un icono de toda la Fe Cristiana. Por eso, en los iconos ortodoxos, los obispos son representados sosteniendo un libro, el libro del Evangelio desde el cual predicaban, porque la tarea de los obispos era enseñar las Escrituras, y los Evangelios forman la cúspide de las Escrituras.
Las Escrituras están en el corazón de la Tradición Ortodoxa y son fundamentales para la fe Ortodoxa. En cuanto a su importancia, San Cirilo de Jerusalén escribió:
Pues, acerca de los divinos y santos misterios de la fe, no debe transmitirse nada sin las Sagradas Escrituras, ni deben aducirse de modo temerario cosas simplemente probables y apoyadas en argumentos construidos con palabras artificiosas. Y no creas, pues, que voy a proceder de este modo, sino probando por las Escrituras lo que te anuncio. Pues esta fe, a la cual debemos nuestra salvación, no recibe su fuerza de los comentarios y las disputas, sino de la demostración por medio de la Sagrada Escritura.1
O de manera más concisa, "La Biblia es la principal fuente escrita de doctrina divina, ya que Dios mismo la inspiró con su Espíritu Santo".2
Footnotes
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† San Cirilo de Jerusalén, Catequesis, 4.17. ↩
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Thomas Hopko, The Orthodox Faith, Volume 1 (opens in a new tab) (New York: Orthodox Church in America, 1981), 15. ↩